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“Una voz interior me revela
el secreto de lo que busco”

Mi querido viejo (1):

Cada que recibo una carta tuya me manifiestas la ternura y la tolerancia con que aceptas mis cosas. Siempre me pones triste porque no perdonaría jamás que llegara a defraudarte. Todos mis esfuerzos los he dirigido a realizar el deseo tuyo: hacerme un destino superior. Te aseguro que me siento dueño de muchos caminos para llegar a la grandeza. Una voz interior me revela el secreto de lo que busco. Esa voz flotará y brillará a la aparición de mi obra. Te aseguro que nadie se quedará callado. Hablarán obligadamente, porque mi novela inaugura un nuevo rumbo en la novela hispano-americana. Sé de antemano que voy a encontrar una resistencia colosal en ciertos espíritus dogmáticos que no escuchan más que la mentira y la hipocresía. No importa que me rechacen, la vida siempre empieza más allá de toda negación. Después de las tinieblas aparece el alba. En fin, viejo, yo te heredé el optimismo, esperemos la voz del pueblo.

Para consolar tu fe en mí, voy a pintarte algunas perspectivas halagadoras. No creas que el estancamiento a que aludes en tu carta es cierto. A pesar de la aparente quietud en que me ven, mi vida es lucha, acción espiritual, movilización de todos mis recursos humanos a la perfección del destino. Estudio mucho, leo, investigo, reflexiono, me introduzco en las entrañas mismas del pueblo y de la vida, aprendo la gran sabiduría que de ellos emana, siento la miseria del pueblo, su dolor, sus deseos, sus ambiciones. Todo ello me da la clave de un arte profundamente humano que es lo que busco. Y todo en dirección a Cristo, porque todo arte verdadero y humano tiene que regresar a Belén. El hombre no puede salvarse sino con el eterno lazo del “Uníos los unos a los otros”.

Mi viejo querido, aquí viene la noticia que te hará gritar de júbilo: la semana entrante nombrarán a Alberto Aguirre, jefe de la Agencia France Press en Medellín. Me prometió darme un puesto de traductor. La France Press es una agencia de noticias internacionales con sede en París. El puesto mío está lleno de posibilidades, podría hacer una brillante carrera en el periodismo y ser enviado por la misma agencia a París. El sueldo no será mucho, pero con él empiezo. Sólo que mi gran emoción al aceptarlo consiste en que ahora ya no trabajarás más. Estoy muy alegre de ofrecerte esta ayuda, porque ella significa un sacrificio que yo esperaba hacer por ti hace mucho tiempo. Para hablarte en términos concretos, mi sueldo será de $250, de ellos entregaré todo el dinero que tú le envías a mamá, a condición de que te vengas y renuncies a ese puesto fatigoso que está acabando con tu vida. Espero que me escribas pronto y me avises que renunciarás en el término de un mes, no te doy más plazo. Si tú no me complaces en esto, mi ayuda para la casa no será sino lo necesario, yo no me sacrifico por mis hermanos que no han sido capaces de llamarte al reposo y la felicidad que mereces y que te has ganado honradamente.

Aún sigo esperando la noticia del doctor Héctor Abad Gómez sobre la publicación de mi novela. En caso de que él se encargue de publicarla, viajaré a Lima donde desempeña el cargo de Jefe de Salubridad Pública. Él me asegurará un puesto que me brinde las posibilidades de subsistir y seguir ayudándote. Pero no hablemos de viajes, mi viejo, que todavía no sé cómo será alejarme de ti. ¿Qué otro amor podría sustituirte? ¿La gloria, el mundo, la fortuna? No, viejito, ninguna riqueza podría igualarte.

Los últimos días los he pasado en la finca (2), qué hermosa está. El café muestra una florescencia sorprendente y los cafetales están limpios, todo está muy agradable. Ojalá pronto estés disfrutando esta calma y esta suavidad del campo que indudablemente prolongará tu vida.

Fausto se entusiasmó cuando supo tus gestiones allá. Ahí te enviamos la propaganda para que la distribuyas en los encargados de los parlantes y anuncien diariamente. El recital debe ser en el teatro, pues le da más categoría al espectáculo. Tendrá que ser un sábado en la noche, Fausto no puede otro día. Así, tú nos avisas con anticipación para viajar. En cuanto al porcentaje con el teatro, no podrá pasar de unos 30 o 35 por ciento, consíguelo lo más favorable. En cuanto al alojamiento creo que Luis Ángel podría facilitarnos una cama para Fausto, insinúale desde ahora. En fin, viejo, escríbeme dándome la fecha y los últimos detalles sobre el asunto. Ojalá fuera posible que por tratarse de un acto eminentemente cultural que ha auspiciado la Dirección de Educación, tú pudieras obtener algún auspicio con el personero. Así podríamos equilibrar cualquier fracaso imprevisto. Escríbeme a la oficina de Alberto Aguirre, Edificio San Fernando n.º 210. El contacto con Fausto sería más directo. Si se te ocurriera alguna comunicación telefónica urgente, puedes llamar al teléfono de Alberto y comunicarte con él directamente. Es 247-01.

Fausto, Alberto y Carlos te envían un abrazo cerrado y unánime, te quieren mucho. Yo sé por qué, porque quien te conozca tiene que quererte. Y es tan cierto que yo nací sólo para esto: para quererte entrañablemente...

Muchos besos a mi viejo.

Recuerdos a tus amigas, especialmente a Ligia Ospina.

Gonzalo Arango

Notas:

(1) Se refiere a Francisco Arango, “don Paco”, su padre. Era el telegrafista de Andes (Antioquia). Volver
(2) “El Corazón” era el nombre de la finca de la familia, situada en Belencito, sector aledaño a Medellín. Hacia allá se retiró Gonzalo Arango, después de salirse de la universidad, acompañado de un perro y una calavera, robada en el cementerio de San Pedro (Medellín). Volver

Fuente:

Literario Dominical de El Colombiano, Medellín, sábado 23 de octubre de 1993, p. 13. Transcripción de Óscar Jairo González Hernández.

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