“El nadaísmo es un siquiatra aplicando choques de insulina a la virgen de los milagros”.

Gonzalo Arango pasó una temporada alojado en casa de mi amiga D. Ella, incansable y eterna aprendiz, se hallaba en ese entonces enfrascada en el estudio de la grafología con fines “científicos” (lo que al parecer hoy se distingue como caligrafía forense). Le pide a Arango que le escriba algo. Usó para ello un papel con membrete de un taller de vitrales, con la vírgen de logo en la cabecera y escribió con su “hermosa letra grande y confiada” (D.) la frase sobre el nadaísmo.

Cuando la visité la última vez, recordamos la anécdota y le pedí que me mostrara el escrito. Me lo quiso regalar, pero vi que se deshacía una parte de ella cuando me alargaba el papel y no lo permití. Le sacamos una fotocopia, que para mí da igual.

Para anécdotas, ella. También hizo escribirle algo —para el análisis grafológico— a Camilo Torres. Sí, al mismo.

Karin Eichelkraut

Cortesía de:

Papelitoclandestino.blogspot.com