Gonzalo Arango con los hijos de Pedro Estrada y Marina Arango, su hermana. Cortesía de la familia Estrada Arango.
Le gustaba mucho quedarse haraganeando en el río, disputándole las guayabas a los pájaros, leyendo a Platón. Le reproché porque no iba a clase. Me contestó: ¡Vos sos pendejo! Platón es mucho mejor maestro que Don Sofonías Arcila. Me dolió por Don Sofonías. Me gustaba más el nombre de Sofonías que el de Platón, que parecía un apodo; y además Don Sofonías era el profesor de ciencias naturales, mi materia preferida. Hacer herbarios, embalsamar animales: no hay una cosa más linda en la vida. Empecé a cogerle fastidio al tal Platón.
Jaime Jaramillo Escobar
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