Gonzalo Arango y Angelita
Gonzalo acaudilló con un talento oxigenante una bella y sonora bofetada sobre el rostro momificado de nuestra eterna patria boba. Eso lo enaltece. Eso esclarece su obra y dignifica su existencia como un intento de vivir luchando por un cierto sentido de la justicia —que como él lo recuerda, apoyándose en Camus— es en última instancia un vivir luchando por la belleza.
Víctor Paz Otero